La pureza de un diamante es una de las características evaluadas según el principio de los 4C (Quilate, Corte, Color, Pureza). Se refiere a las inclusiones e imperfecciones visibles a simple vista presentes en la piedra, y ayuda a determinar la calidad de un diamante. La escala de pureza, ampliamente adoptada por la industria, cuenta con once niveles, con abreviaciones como FL (Flawless), IF (Internally Flawless), VVS (Very Very Slight), VS (Very Slight) e I (Inclusions).
FL representa el nivel más alto de pureza, lo que significa que no hay inclusiones visibles a simple vista. IF indica la ausencia de inclusiones internas, aunque puede haber imperfecciones superficiales. Las categorías VVS1 y VVS2 se caracterizan por tener inclusiones minúsculas, muy difíciles de detectar. VS1 y VS2 presentan inclusiones muy pequeñas, siendo menos visibles en el caso de VS1. Los niveles SI1 y SI2 muestran inclusiones más notables: en el primero, son visibles con lupa, mientras que en el segundo, pueden percibirse incluso a simple vista. Finalmente, I1, I2 e I3 representan los niveles más bajos de pureza, con inclusiones muy evidentes y perturbadoras.
Las inclusiones varían en tamaño, cantidad, ubicación y tipo. Cuanto más grandes, numerosas y visibles sean a simple vista, menor será la pureza del diamante. La ubicación también es clave, especialmente en los diamantes de menor calidad: una inclusión cerca del pabellón (culata) será menos visible que una en el centro de la tabla.
El tipo de corte del diamante también influye en la percepción de la pureza. Los diamantes con formas fantasía, como el corte esmeralda, tienden a mostrar más inclusiones que los de corte redondo. Además, el color del diamante afecta la visibilidad de estas inclusiones. Un diamante más amarillento hará que las inclusiones se noten más, mientras que uno blanco y brillante puede disimularlas.
El quilate del diamante también importa. Cuanto mayor es el diamante, más visibles son sus inclusiones. Por eso, se recomienda optar por una mayor calidad de pureza en diamantes de más de un quilate.
Para comprar diamantes, es fundamental confiar en un certificado, que actúa como una especie de documento de identidad de la piedra. Los laboratorios de mayor prestigio como GIA, HRD, EGL e IGI son los más confiables para la certificación. Los diamantes certificados suelen tener un grabado en el filetín que garantiza su autenticidad. Es importante tener en cuenta que cuanto más grande sea el diamante, más evidentes serán sus inclusiones; por eso, es recomendable elegir una pureza superior para piedras de mayor tamaño.
La Maison Celinni recomienda buscar diamantes con grados VS2, SI1 y SI2, la “zona mágica” en la que se logra una pureza visualmente aceptable con un ahorro significativo. La comprensión de las inclusiones se facilita gracias a un diagrama en el certificado que muestra su ubicación, tipo y cantidad. Algunas inclusiones comunes son los cristales, las plumas, los puntos (pinpoints) y el graining (vetas internas).
El corte del diamante es esencial para su brillo, incluso más que el quilate. Con un buen corte, un diamante puede parecer más grande de lo que realmente es. En resumen, la pureza es un aspecto clave en la evaluación de un diamante, junto al corte, el color y el quilate. Comprender bien estos criterios permite hacer una compra informada.
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