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LAS 4C DEL DIAMANTE

El mundo de los diamantes puede parecer intimidante, complejo, incluso un poco oscuro, pero existe una forma sencilla y universal de entender la calidad de un diamante: las 4 C.

Las 4 C son un sistema de clasificación de diamantes que tiene en cuenta su talla, color, pureza y peso en quilates.

QUILATE DEL DIAMANTE:

QUILATE DEL DIAMANTE:

Tanto si eres un experto en diamantes como si eres un comprador ocasional, es altamente recomendable comprender las sutilezas del mundo de los diamantes, especialmente en lo que respecta al quilate, uno de los cuatro componentes fundamentales de los 4C del diamante. El quilate es una unidad de medida precisa que equivale a 0,20 g, derivada de la palabra árabe "qirat", en referencia a las semillas de algarrobo, conocidas por su peso constante.

El peso en quilates de un diamante tiene una importancia crucial en su valoración, sin embargo, no debe considerarse como el único factor determinante de su valor. La precisión del peso es esencial, ya que incluso una pequeña fracción de quilate puede tener un impacto significativo en el precio. Es importante señalar que dos diamantes con el mismo peso pueden mostrar variaciones significativas en otros aspectos clave: talla, color y pureza.

El peso en quilates se mide utilizando balanzas especiales, instaladas en condiciones óptimas para garantizar la precisión. Cabe destacar que el tamaño del diamante es más relevante que el peso en quilates para su apariencia general. Un corte excelente maximiza el brillo y el resplandor, haciendo que un diamante bien tallado resulte más atractivo, incluso si tiene menos quilates.

En cuanto al precio, el quilate tiene un impacto considerable. Cuanto más pesado es un diamante, más caro resulta, ya que requiere una pieza más grande de diamante en bruto. La forma del diamante también influye en el precio. Los cortes redondos son los más caros debido a su popularidad y a la gran cantidad de material que se pierde durante el tallado.

La elección del quilate depende de las preferencias personales y de la morfología de la mano. La talla sigue siendo un criterio esencial para el brillo y el resplandor del diamante. Los expertos recomiendan priorizar un excelente corte y luego ajustar el peso en quilates en función de este. Un conocimiento profundo del peso en quilates, combinado con una buena comprensión del resto de los 4C, te permitirá elegir el diamante perfecto para tus joyas, ya sea un anillo de compromiso u otra joya preciosa.

El quilate es, por tanto, un elemento clave en la valoración de un diamante, pero no debe hacer olvidar la importancia del corte, el color y la pureza. Un conocimiento sólido del peso en quilates te ayudará a tomar una decisión acertada y a elegir joyas deslumbrantes que reflejen tu estilo personal.

Más información sobre el quilate

COLOR DEL DIAMANTE (COLOR):

COLOR DEL DIAMANTE

El color del diamante es un componente esencial en la evaluación de su calidad. Forma parte de los famosos 4C, donde ocupa un lugar destacado junto al corte, la pureza y el quilate. Comprender el color del diamante es crucial para elegir la piedra perfecta para tus joyas.

Contrariamente a lo que se podría pensar, los diamantes no son completamente incoloros. Poseen un matiz que varía desde el incoloro hasta un tono amarillo claro, marrón o gris. Este matiz constituye la característica principal del color del diamante.

La escala de clasificación del color del diamante fue establecida por el laboratorio GIA (Instituto Gemológico de América) en 1950. Va desde la letra D (incoloro) hasta la letra Z (amarillo a marrón claro). Cuanto más se avanza en el alfabeto, más amarillento es el diamante y, por lo tanto, menos valioso. Sin embargo, distinguir la diferencia de color entre ciertas letras, como E y F, es extremadamente difícil, incluso para los expertos.

La elección del color del diamante depende de tus preferencias y de tu presupuesto. El grado D es la mejor calidad, pero también el más costoso. No obstante, la diferencia entre un grado D y un H es casi imperceptible a simple vista. Los grados de color entre H y L suelen considerarse la “zona mágica” en términos de relación calidad-precio.

El color del metal en el que se montará el diamante también debe tenerse en cuenta. Los tonos amarillentos (H, I, J) combinan bien con metales dorados.

Es fundamental verificar que tu diamante esté certificado por un laboratorio de renombre como el GIA, el IGI o el HRD para garantizar su calidad.

En última instancia, la elección entre pureza y color depende de tus preferencias personales. Si el diamante no presenta inclusiones visibles a simple vista, puedes considerar hacer concesiones en cuanto a la pureza y dar prioridad al color, ya que la diferencia entre algunos tonos es sutil y no será perceptible al ojo humano. El color del diamante es una cuestión de gusto personal, así que elige el que más te atraiga.

La Maison Celinni recomienda priorizar el color, siempre que el diamante esté limpio a simple vista, para lograr una joya brillante y deslumbrante.

El color del diamante es un aspecto natural de la piedra, derivado de oligoelementos como el nitrógeno o el boro presentes durante su formación. Algunos tratamientos artificiales pueden alterar el color del diamante, por lo que es esencial exigir un certificado de laboratorio que garantice la autenticidad de la piedra.

El color del diamante es una característica crucial a considerar al comprar una piedra preciosa. Comprendiendo las sutilezas del color y tomando decisiones informadas, podrás adquirir un diamante que se ajuste a tus gustos y presupuesto, con la seguridad de su calidad.

Más información sobre el color

PUREZA DEL DIAMANTE (CLARITY):

PUREZA DEL DIAMANTE

La pureza de un diamante es una de las características evaluadas según el principio de los 4C (Quilate, Corte, Color, Pureza). Se refiere a las inclusiones e imperfecciones visibles a simple vista presentes en la piedra, y ayuda a determinar la calidad de un diamante. La escala de pureza, ampliamente adoptada por la industria, cuenta con once niveles, con abreviaciones como FL (Flawless), IF (Internally Flawless), VVS (Very Very Slight), VS (Very Slight) e I (Inclusions).

FL representa el nivel más alto de pureza, lo que significa que no hay inclusiones visibles a simple vista. IF indica la ausencia de inclusiones internas, aunque puede haber imperfecciones superficiales. Las categorías VVS1 y VVS2 se caracterizan por tener inclusiones minúsculas, muy difíciles de detectar. VS1 y VS2 presentan inclusiones muy pequeñas, siendo menos visibles en el caso de VS1. Los niveles SI1 y SI2 muestran inclusiones más notables: en el primero, son visibles con lupa, mientras que en el segundo, pueden percibirse incluso a simple vista. Finalmente, I1, I2 e I3 representan los niveles más bajos de pureza, con inclusiones muy evidentes y perturbadoras.

Las inclusiones varían en tamaño, cantidad, ubicación y tipo. Cuanto más grandes, numerosas y visibles sean a simple vista, menor será la pureza del diamante. La ubicación también es clave, especialmente en los diamantes de menor calidad: una inclusión cerca del pabellón (culata) será menos visible que una en el centro de la tabla.

El tipo de corte del diamante también influye en la percepción de la pureza. Los diamantes con formas fantasía, como el corte esmeralda, tienden a mostrar más inclusiones que los de corte redondo. Además, el color del diamante afecta la visibilidad de estas inclusiones. Un diamante más amarillento hará que las inclusiones se noten más, mientras que uno blanco y brillante puede disimularlas.

El quilate del diamante también importa. Cuanto mayor es el diamante, más visibles son sus inclusiones. Por eso, se recomienda optar por una mayor calidad de pureza en diamantes de más de un quilate.

Para comprar diamantes, es fundamental confiar en un certificado, que actúa como una especie de documento de identidad de la piedra. Los laboratorios de mayor prestigio como GIA, HRD, EGL e IGI son los más confiables para la certificación. Los diamantes certificados suelen tener un grabado en el filetín que garantiza su autenticidad. Es importante tener en cuenta que cuanto más grande sea el diamante, más evidentes serán sus inclusiones; por eso, es recomendable elegir una pureza superior para piedras de mayor tamaño.

La Maison Celinni recomienda buscar diamantes con grados VS2, SI1 y SI2, la “zona mágica” en la que se logra una pureza visualmente aceptable con un ahorro significativo. La comprensión de las inclusiones se facilita gracias a un diagrama en el certificado que muestra su ubicación, tipo y cantidad. Algunas inclusiones comunes son los cristales, las plumas, los puntos (pinpoints) y el graining (vetas internas).

El corte del diamante es esencial para su brillo, incluso más que el quilate. Con un buen corte, un diamante puede parecer más grande de lo que realmente es. En resumen, la pureza es un aspecto clave en la evaluación de un diamante, junto al corte, el color y el quilate. Comprender bien estos criterios permite hacer una compra informada.

Más información sobre la pureza

TALLA DEL DIAMANTE (CUT):

TALLA DEL DIAMANTE

La talla del diamante es el arte de preparar un diamante para su venta. Realizada por lapidarios cualificados, esta talla determina el brillo, la belleza y el tamaño aparente del diamante.

La historia de la talla moderna del diamante se remonta a 1919, cuando Marcel Tolkowsky descubrió las proporciones ideales para tallar un diamante, sentando así las bases del corte moderno. Posteriormente, en 1966, Tillander publicó los estándares del corte escandinavo, que divergían ligeramente de los de Tolkowsky. En 1978, el IDC (Consejo Internacional del Diamante) estableció normas para maximizar la refracción de la luz en un diamante, combinando la experiencia de los talladores con conocimientos científicos en óptica.

La talla del diamante incluye varios elementos como la tabla, la culata, la corona, el filetín, el culet, la estrella, el bezel y el haléfi, todos los cuales desempeñan un papel clave en la forma en que la luz interactúa con la piedra.

La calidad del corte es fundamental, ya que un diamante bien tallado refleja la luz de manera óptima, creando una ilusión de mayor tamaño, un brillo intenso y un espectacular juego de colores. Además, un lapidario experto puede a veces disimular las inclusiones, mejorando así la pureza aparente del diamante.

La talla del diamante no depende de su peso en quilates, sino de sus proporciones y del estilo de corte. Un diamante bien tallado es más brillante y resplandeciente, lo que puede hacerlo más atractivo que otros más grandes pero con un corte deficiente. La talla también influye en el ángulo del pabellón, que determina la dirección de la luz reflejada y, por tanto, la intensidad del brillo.

Por lo tanto, es esencial dar prioridad a la calidad del corte al elegir un diamante. Tiene un impacto significativo en su apariencia y valor. Un diamante bien tallado brilla de forma excepcional, creando una joya deslumbrante.

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